Haciendo un análisis retrospectivo, ¿Qué experiencia dejó la implementación de esta nueva versión 3.3 de la factura electrónica?
En este documento se plasman algunas reflexiones:
- La mayoría de los contribuyentes dependen sus procesos de facturación de casas de software independientes, el grado de avance que estas iban teniendo es el reflejo de certeza que iban mostrando los usuarios. Muchas, aún en el mes de diciembre 2017 y enero 2018, no estaban del todo listas.
- Los cambios exigidos implicaron cambios estructurales de las bases de datos de los sistemas de facturación, lo cual ha complicado el proceso. No se diga en los ERP’s.
- Ha habido re-trabajos en la administración al actualizar campos de registros de clientes, como el código postal desde los catálogos SAT.
- Hubo detalles con los redondeos de decimales que provocaban errores al timbrar o malos entendidos con clientes, que no validaban lo indicado en sus órdenes de compra.
- Aun cuando las facturas ya estaban timbradas, en algunos casos que debían subirse a portales de proveedores para que fueran programadas para pago, estas eran rechazadas por incompatibilidades.
- Una gran confusión que se he provocado sobre la identificación de los productos y servicios en base al catálogo SAT, dudas sobre si la clave elegida sea la correcta.
- Se han definido “por default” métodos y formas de pago en cada cliente, cuando no se tiene certeza si así será la realidad. Esto ha provocado que clientes de gran poder de negociación exijan facturas con incompatibilidades de ciertos campos, como pedir que se indique Método de Pago “PUE” con Forma de Pago “Transferencia”, cuando ni siquiera han realizado el pago.
- Se desconoce el impacto fiscal que tiene la elección de los métodos de pago y formas de pago en cada factura.
- Durante los meses de diciembre y primeras tres semanas de enero se saturaron los medios de soporte técnico de las empresas especializadas en ello así como de las casas de software.
- Dudas de cómo se debe hacer el procedimiento de cancelación mientras llegue el nuevo esquema.
- Hubo empresas que hasta enero empezaron sus procesos de cambio al cfdi 3.3 pues esperaban una nueva prórroga.
- La identificación de los impuestos al consumo por producto o servicio ha provocado que se revise el tratamiento fiscal particular de cada caso.
- Se generaron retrasos en la emisión de facturas, lo que provocó que ciertas empresas tuvieran impacto en su cobranza y algunos de ellos requirieron de hacer uso de líneas de crédito para solventar su operación.
- Molestias por esta ola de cambios e impacto en procesos de negocio, además de la incertidumbre si lo que ya ha facturado traerá alguna consecuencia fiscal por la autoridad.
Solo queda hacer los siguientes llamados a todos los que estamos involucrados en estos procesos de implementación 3.3:
- Aumentar la importancia de la capacitación de todos los que toman parte del proceso de facturación, cancelación y/o devoluciones, cobranza, pagos, etc. para que sepan cómo actuar en el momento en que suceden los hechos.
- Recomendar a los empresarios que se asesoren con expertos y no caer en suposiciones que les puede provocar consecuencias.
Fuente: http://www.amexipac.org/